sábado, 11 de febrero de 2017

Sobre la lamprea y la empanada de lamprea

Lampreta fluviatitu, petramyzón Marinus. Bueno, en román palatino lamprea de río, uno de los seres vivos  menos evolucionados y con una antigüedad estimada de seiscientos millones de años.

                             
Era  muy abundante en la época de la dominación romana  y sabemos de sus famosos banquetes en los que nunca faltaba este feo pero exquisito pescado. Todavía más: algunas crónicas relatan que un emperador romano asistía a estos banquetes en los que de fondo se oían lamentos  de los esclavos que eran arrojados a la piscina llena de hambrientas lampreas.


Un animal muy viajero

Será bien que antes de entrar en el tema aclaremos algo sobre su ciclo vital. En los primeros meses del año sube río arriba en busca de un lugar propicio para desove. Deposita sobre fondo arenoso hasta doscientos mil huevos y a continuación  muere o es devorada por otras especies.  
Los alevines, después de su eclosión, permanecen en el río hasta tres años. Parten hacia el Atlántico; se alimentan absorbiendo mediante su ventosa, sangre y fluidos de otros peces, incluso de ballenas. A los cuatro años  inician otro ciclo vital río arriba.



La pesca de la lamprea

Pero este relato pretende entrar en este mundo de la pesca de la lamprea  en su versión y aplicación culinaria. Acotemos asimismo esta información a un tramo del río Ulla que discurre por los ayuntamientos de Padrón y A Estrada.


Su captura es sencilla: se colocan nasas en las pesqueiras, construcciones muchas de ellas de época romana, y  caen en estas  artes en su camino hacia el desove.

Un plato con sabor y carácter

Cualquiera que sea su preparación culinaria da lugar a un manjar con una sensación olorosa y gustativa tan intensa que desborda todo cuanto se pueda decir de olores y sabores. Citaremos sólo dos variedades gastronómicas: lamprea guisada y lamprea empanada. Se incluyen muestras gráficas de ambas.



Recreémonos en la foto de la lamprea empanada. Además de  ser una delicia para la vista, póngale usted imaginación, paciente lector, y goce  de su olorosa fragancia y riquísimo sabor. Su elaboración es  además  de  una calidad artística extraordinaria; enhorabuena, panadera.


 El señor Camilo José Cela

Alrededor de este mundo de su pesca y cocinado surgen multitud de anécdotas. Citaremos solo una: década de los años 50/60 del pasado siglo. Nuestro Nóbel Camilo José Cela descansaba en  su anual visita en su tierra natal, Iria Flavia. Allí gozaba del sabor de la empanada de lamprea que le preparaba mi tía Dolores Casal.  Ambos  estaban ligados por cierta relación de parentesco: el marido de mi tía era “hermano de leche” del escritor. La madre de la tía Dolores amamantó  a los dos críos y este obsequio anual les servía para reforzar  parentesco.
Pasado el tiempo y no se saben los motivos  Camilo José Cela le pide que para el próximo año la empanada sea de anguilas, no de sabrosas lampreas. Y sabiendo el aprecio que los amigos y vecinos de la zona le tienen a él y el orgullo por su empanada, le pide discreción.
Y así  en el futuro siguió obsequiando a su “cuñado” con sus sabrosas empanadas de…anguilas.