Comencemos con una cita histórica en la que nos precisará el día y año del acontecimiento que aquí relatamos y su ubicación geográfica:
“El día domingo 18 del mes de febrero de 1571 fue tan grande la avenida de las ágoas del Reino de Galicia y Arzobispado de Santiago que crecieron los ríos lo que más que nunca ni los más viejos se recordaban de tal, que destruyó muchas puentes y cayó el monasterio de San Juan de la Cova con la puente del Ulla.”
Precisemos más todavía el lugar: Por un lado la parroquia de Arnóis-A Estrada; por el otro, el lugar de Vedra, A Coruña. Por el medio circula el río acotado por altísimos acantilados.
El río Ulla a su paso por Vedra |
En épocas muy anteriores a esta fecha, en el siglo IX, una orden monacal había construido un convento en este mismo acantilado y en la margen derecha del río. Lugar bien escogido para la vida contemplativa. En otra referencia histórica se indicaba que:
“El individuo que por allí pasaba parecía haberse apartado a regiones de soledad y misterio”.
Capilla restaurada de la Virgen de Gundián |
Desde remotos tiempos y todavía en la actualidad, los habitantes de esta comarca le atribuyen a esta advocación de la Virgen la curación milagrosa de enfermedades infantiles.
El baño milagroso en la capilla de Gundián
Esto que ahora os cuento ocurría a principios y mediados del pasado siglo.El día ocho del mes de septiembre de cada año, se celebra la festividad de dicha Santa y las madres acudían a la capillita con sus hijos dolientes.
En primer lugar desnudaban al enfermito y lo bañaban o trataban de bañarlo con el agua de una fuente que mana de la capilla.
La fuente |
Pero sigamos con el tratamiento: Las piadosas madres trataban pues de bañar al niño, pero el niño no estaba dispuesto a aceptar las frías aguas de la fuente. Los más pequeñitos mostraban su rechazo con un fuerte llanto pero los mayores trataban de evitar este baño huyendo de esta terapia.
A veces se contemplaban pintorescas escenas: niños desnudos corriendo por el atrio de la capilla y las madres, también corriendo detrás de ellos, tratando de traerlos de nuevo a la fuente.
Muchos niños morían, se convertían en ‘angelitos’.
En aquellos años de pobreza y desamparo las creencias y la superstición iban de la mano. Sus padres lloraban con desgarro. *Pero antes de ser cristianamente sepultados las personas próximas a la familia que padecían de bocio se hacían acariciar su mal con sus manitas milagrosas.Indulgencia ante la Virgen de Gundián |
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