martes, 8 de noviembre de 2016

La Virgen de Gundián


Comencemos con una cita histórica en la que nos precisará el día y año del acontecimiento que aquí relatamos y su ubicación geográfica:

“El día domingo 18 del mes de febrero de 1571 fue tan grande la avenida de las ágoas del Reino de Galicia y Arzobispado de Santiago que crecieron los ríos lo que más que nunca ni los más viejos se recordaban de tal, que destruyó muchas puentes y cayó el monasterio de San Juan de la Cova con la puente del Ulla.”

Precisemos más todavía el lugar: Por un lado la parroquia de Arnóis-A Estrada; por el otro, el  lugar de Vedra, A Coruña. Por el medio circula el río acotado por altísimos acantilados.
El río Ulla a su paso por Vedra
En la actualidad cruzado por un puente del ferrocarril Santiago Ourense.
En épocas muy anteriores a esta fecha, en el siglo IX, una orden monacal había construido un convento en este mismo acantilado y en la margen derecha del río. Lugar bien escogido para la vida contemplativa. En otra referencia histórica se indicaba que:

 “El individuo que por allí pasaba parecía haberse apartado a regiones de soledad y misterio”.
Capilla restaurada de la Virgen de Gundián
Los monjes que habitaban el convento construyeron un puente a base de largas vigas de madera y en la otra orilla construyeron una pequeña capilla que dedicaron al culto de la Virgen.
Desde remotos tiempos y todavía en la actualidad, los habitantes de esta comarca le atribuyen a esta advocación de la Virgen la curación milagrosa de enfermedades infantiles.


El baño milagroso en la capilla de Gundián

Esto que ahora os cuento  ocurría  a principios y mediados del pasado siglo.
El día ocho del mes de septiembre de cada año, se celebra la festividad de dicha Santa y las madres acudían a la capillita con sus hijos dolientes.
En primer lugar desnudaban al enfermito y lo bañaban o trataban de bañarlo con el agua de una fuente que mana de la capilla.


La fuente
Desechaban la muda usada, la arrojaban por detrás de un muro cercano. Esta ropa ya usada no tenía pérdida; otras madres, también con hijos pero con escasos recursos, no tenían reparo en aprovechar estas prendas caídas del cielo y nada se perdía.

Pero sigamos con el tratamiento: Las piadosas madres trataban pues de bañar al niño, pero el niño no estaba dispuesto a aceptar las frías aguas de la fuente. Los más pequeñitos mostraban su rechazo con un fuerte llanto pero los mayores trataban de evitar este baño huyendo de esta terapia.
 A veces se contemplaban pintorescas escenas: niños desnudos corriendo por el atrio de la capilla y las madres, también corriendo detrás de ellos, tratando de traerlos de nuevo a la fuente. 


Muchos niños morían, se convertían en ‘angelitos’.

En aquellos años de pobreza y desamparo las creencias y la superstición iban de la mano. Sus padres lloraban  con desgarro. *Pero antes de ser cristianamente sepultados  las personas próximas a la familia que padecían  de bocio se hacían acariciar su mal con sus manitas milagrosas.


Indulgencia ante la Virgen de Gundián
 *Pido perdón por narrar esta terapia relacionada con estos niños antes de que sus cuerpos reciban sepultura. Estos tenían la virtud de curar ciertos males de las personas mayores. Concretamente, el mal del bocio que consiste en un desmesurado crecimiento del tiroides por falta de yodo en la alimentación. Padecimiento que  se daba especialmente en las zonas rurales de la Galicia interior debido a la ingesta de grelos y otras legumbres en las que unas sustancias, las “goitrinas”, impedían su metabolismo.

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