lunes, 21 de noviembre de 2016

LOS LEGOEIROS


Rebobinemos unas páginas de la historia de los pequeños acontecimientos de nuestra comarca. Recreemos en este relato la figura de un trabajador en otros tiempos relacionado con el mantenimiento de las carreteras secundarias de esta comarca. Los legoeiros eran las personas encargadas de adecentar el firme de las mismas para que los vehículos pudiesen circular normalmente y sin obstáculos.

En otros tiempos, el firme o piso de estas vías estaba formado por grava, gravilla y arena mezcladas con barro o simple tierra. Pesados rodillos hacían el firme duro y muy compactado.

El trabajador de la legoña

Las continuas lluvias de estas tierras y el frecuente tránsito de vehículos ablandaban esta cubierta produciendo profundos baches y las aguas pluviales que circulaban libremente por las cunetas de la carretera se desbordaban e invadían la calzada.
Tengo todavía grabado el recuerdo de una camioneta semienterrada en medio de la calzada en un invierno muy lluvioso. Un manantial había surgido en medio de la misma y ablandó el terreno
Aquí entraba la misión del peón caminero o legoeiro, el trabajador de la legoña. Éste tenía la misión de mantener la calzada libre de baches, limpiar las cunetas de maleza y dar paso libre a las aguas. Cada trabajador tenía signado un determinado tramo de la carretera, aproximadamente de una legua (4.835 m).
Legoeiros

Pero este relato se centra especialmente en la figura de los legoeiros de esta comarca y de su modo de trabajo. Estos trabajadores tenían fama de holgazanes en cuanto al desempeño de su oficio. Me consta la honradez profesional de la mayoría de ellos, pero no siempre era así: no tenían control ni estaban sometidos a vigilancia y esta situación acarreaba situaciones peculiares.
Lo que os cuento ahora son hechos, algunos vistos  por mí y otros muchos contados por paisanos de fiar.

El sudor del legoeiro

 Para crear imagen de laboriosos solían poner la legoña en la cuneta y colgar una prenda de trabajo en ella simulando su presencia en obra. En aquellos tiempos circulaba un dicho lleno de ironía popular cuando se buscaba curación para una enfermedad grave: el único remedio consistía en conseguir unas gotas de sudor de legoeiro.
Algunos no eran diligentes en su trabajo profesional pero sí que lo eran en su otro oficio privado. Estos profesionales de la carretera eran más diligentes en sus labores privadas mientras su chaqueta “trabajaba” en su lugar.


Cunetas en arriendo

Pero llevaban todavía más lejos su celo profesional; bueno; quiero decir en su provecho pues tomaban su campo de trabajo como propiedad privada: alquilaban o arrendaban tramos de cuneta para que las vacas de los vecinos pudieran pacer en la abundante y tierna hierba que allí crecía.
Ganado paciendo en las cunetas

 En algunos casos llegaban todavía más lejos; en algunas carreteras secundarias, permitían mediante pago de alquiler, el cultivo de hortalizas en las márgenes de la cuneta en las que era considerada zona posesión de la Dirección de Transportes.

Para terminar, mi respeto por los antiguos legoeiros que hacían su trabajo, duro y penoso, con eficacia y honradez.

1 comentario:

  1. Personalmente no los recuerdo, pero es curioso como, a pesar del paso del tiempo, seguimos teniendo una visión estereotipada de ese colectivo de trabajadores. Bonita historia la de los antiguos "legoeiros"

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