viernes, 11 de diciembre de 2015

Pedrito


La historia  es solamente actividad propia de los  eruditos que encerrados en sus gabinetes de trabajo, llenos de libros y documentos oliendo a papel viejo  y que  se le da por editar  libros de historia como texto  para torturar a los alumnos que deben memorizar largas listas de reyes, nombres  de batallas y fechas.

Pues bien, Pedrito forma parte de la intrahistoria - la otra historia -  o si ustedes quieren las  humildes aventuras  de personas que vivieron y padecieron  en Cesures entre los años cuarenta y sesenta del pasado siglo.

Casi todos los cesureños que en la actualidad rondan los sesenta años desconocen la vida y hechos de este  ilustre ciudadano o tienen una vaga referencia contada por sus mayores.

Fue un personaje humilde, desconocido para muchos de sus contemporáneos, pero que, a mi juicio, reúne una serie de peculiaridades  que merece por sus propios méritos incluirlo en esta intrahistoria que pretendemos relatar aquí.

Estas  personas que aparecen aquí juntos en esta fotografía no tienen nada en común pues, en su diario quehacer siguieron caminos totalmente distintos. Los  únicos hilos que los atan  en este relato son  que vivieron en una misma época de la historia cesureña. El de la izquierda es el que aquí llamaban el Tiruliro, el mendigo más famoso del Ullán por sus famosas y pintorescas  extravagancias; el otro, es el personaje que hoy que hoy pretendemos dar a conocer.

La foto la podemos situar exactamente en la Rúa Nova, sobre la carretera Nacional Pontevedra –Santiago que por aquel tiempo  pasaba por el medio de Cesures. Su autor: Pasarín, profesional fotógrafo.

Retornemos con el segundo -derecha en la imagen- personaje a quien se le conocía con el nombre de Pedrito o Montañés.  Este sobrenombre o mote por el que era conocido no hace referencia a su origen o a sus aventuras de montaña pues, como veremos, toda su vida se desarrolló el e agua de rio o de mar; mejor dicho sobre el agua y en la cubierta de los barcos, pero respetemos esta mote pues así se le recuerda.

Gran parte de su vida profesional la pasó abordo de los barcos mercantes  que hacían la ruta del norte de Europa -América durante la contienda de la Segunda Guerra Europea en los que se transportaba material de guerra, materias primas y combustible desde Estados Unidos para su aliada Inglaterra.

Alemania quería impedir a toda costa este abastecimiento esencial para Inglaterra y situaba sus submarinos en el Canal de la Mancha para torpedear a estos mercantes. En dos ocasiones fue torpedeado su barco y rescatado por fragatas inglesas.

Cuando ya su edad no le permitía soportar las incomodidades como marinero de mercantes, se asentó en su Cesures natal y buscó otro trabajo más sedentario. En las temporadas hábiles de marisqueo se dedicaba a la extracción de este marisco con el rastro; pero al final se dedicó a la pesca de la solla, faena tranquila pues pescaba con los pies, perdonen; no es confusión, iba pisando arena  hasta que se topaba con una pieza. El pobrecito pescado quedaba inmovilizado y lo cogía para el cesto.

Estando en esta faena de pescar con los pies, mejor dicho: pisando sollas con los pies, vio una lancha  con muchos hombres de pie sobre cubierta, todos ellos vestidos de blanco y con gorras plateadas.

Al acercarse más ese barco conoció a su amigo Antonio O Palermo que como práctico de abordo  dirigía desde la proa al piloto para que el barco no varase en los arenales del río.

Nuestro amigo Pedrito creyó, como creería cualquiera en aquellos tiempos, que era una lancha con turistas ingleses que venían dando un paseo por el Ulla y que,  por cierto, daban muy buenas propinas.

Al llegar el barco a su altura se dirigio a su amigo Antonio O Palemo y con su fuerte vozarrón le grita: Múxeos ben, carallo, que son ingleses.

La lancha en cuestión era la auxiliar del yate Azor  y los hombres de cubierta eran oficiales de la Arma que acompañaban al General Franco, por aquel entonces Jefe del Estado Español.

Franco, como gallego que era, oyó y entendió la chufa y la comentó con sus acompañantes de abordo. Una larga y sonora carcajada  se produjo en cubierta. La lancha siguió su curso río arriba y Pedrito con su pesca de la solla.

1 comentario:

  1. Me trae recuerdos esta historia del auxiliar del Azor, pues hice la mili en el ultimo Azor( 3• 1986 )y algún oficial me contaba que subían por el Ulla para comer en Casa Castaño en los auxiliares que llamaban azorines

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