La historia es
solamente actividad propia de los eruditos que encerrados en sus gabinetes de
trabajo, llenos de libros y documentos oliendo a papel viejo y que se le da por editar libros de historia como texto para torturar a los alumnos que deben
memorizar largas listas de reyes, nombres
de batallas y fechas.
Pues bien, Pedrito forma parte de la intrahistoria - la
otra historia - o si ustedes quieren las
humildes aventuras de personas que vivieron y padecieron en Cesures entre los años cuarenta y sesenta
del pasado siglo.
Casi todos los cesureños que en la actualidad rondan los
sesenta años desconocen la vida y hechos de este ilustre
ciudadano o tienen una vaga referencia contada por sus mayores.
Fue un personaje humilde, desconocido para muchos de sus
contemporáneos, pero que, a mi juicio, reúne una serie de peculiaridades que merece por sus propios méritos incluirlo
en esta intrahistoria que pretendemos
relatar aquí.
Estas personas que
aparecen aquí juntos en esta fotografía no tienen nada en común pues, en su
diario quehacer siguieron caminos totalmente distintos. Los únicos hilos que los atan en este relato son que vivieron en una misma época de la historia
cesureña. El de la izquierda es el que aquí llamaban el Tiruliro, el mendigo más famoso del Ullán por sus famosas y
pintorescas extravagancias; el otro, es
el personaje que hoy que hoy pretendemos dar a conocer.
La foto la podemos situar exactamente en la Rúa Nova,
sobre la carretera Nacional Pontevedra –Santiago que por aquel tiempo pasaba por el medio de Cesures. Su autor: Pasarín, profesional fotógrafo.
Retornemos con el segundo -derecha en la imagen- personaje
a quien se le conocía con el nombre de Pedrito o Montañés. Este sobrenombre o mote por el que era
conocido no hace referencia a su origen o a sus aventuras de montaña pues, como
veremos, toda su vida se desarrolló el e agua de rio o de mar; mejor dicho
sobre el agua y en la cubierta de los barcos, pero respetemos esta mote pues
así se le recuerda.
Gran parte de su vida profesional la pasó abordo de los barcos
mercantes que hacían la ruta del norte
de Europa -América durante la contienda de la Segunda Guerra
Europea en los que se transportaba material de guerra, materias primas y
combustible desde Estados Unidos para su aliada Inglaterra.
Alemania quería impedir a toda costa este abastecimiento
esencial para Inglaterra y situaba sus submarinos en el Canal de la Mancha para torpedear a
estos mercantes. En dos ocasiones fue torpedeado su barco y rescatado por fragatas
inglesas.
Cuando ya su edad no le permitía soportar las
incomodidades como marinero de mercantes, se asentó en su Cesures natal y buscó
otro trabajo más sedentario. En las temporadas hábiles de marisqueo se dedicaba
a la extracción de este marisco con el rastro; pero al final se dedicó a la
pesca de la solla, faena tranquila pues pescaba con los pies, perdonen; no es
confusión, iba pisando arena hasta que se
topaba con una pieza. El pobrecito pescado quedaba inmovilizado y lo cogía para
el cesto.
Estando en esta faena de pescar con los pies, mejor
dicho: pisando sollas con los pies, vio una lancha con muchos hombres de pie sobre cubierta,
todos ellos vestidos de blanco y con gorras plateadas.
Al acercarse más ese barco conoció a su amigo Antonio O
Palermo que como práctico de abordo
dirigía desde la proa al piloto para que el barco no varase en los
arenales del río.
Nuestro amigo Pedrito creyó, como creería cualquiera en
aquellos tiempos, que era una lancha con turistas ingleses que venían dando un
paseo por el Ulla y que, por cierto,
daban muy buenas propinas.
Al llegar el barco a su altura se dirigio a su amigo
Antonio O Palemo y con su fuerte vozarrón le grita: Múxeos ben, carallo, que son ingleses.
La lancha en cuestión era la auxiliar del yate Azor y los hombres de cubierta eran oficiales de la Arma que acompañaban al
General Franco, por aquel entonces Jefe del Estado Español.
Franco, como gallego que era, oyó y entendió la chufa y
la comentó con sus acompañantes de abordo. Una larga y sonora carcajada se produjo en cubierta. La lancha siguió su
curso río arriba y Pedrito con su pesca de la solla.
Me trae recuerdos esta historia del auxiliar del Azor, pues hice la mili en el ultimo Azor( 3• 1986 )y algún oficial me contaba que subían por el Ulla para comer en Casa Castaño en los auxiliares que llamaban azorines
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